1 jul 2011

¿Urge una educación de élite en España? Ventajas, inconvenientes y prejuicios al respecto

El país ha publicado dos arts. interesantes, uno a favor y otro en contra, donde se analizan las ventajas e inconvenientes asociados con un sistema que priorice la educación de las élites en el Bachillerato:

1. César Molinas, "La educación de las élites españolas"
El autor, catedrático de Ens. Media, propone tomar como modelo para reformar el deficiente sistema educativo actual la transformación del deporte español en las últimas décadas, conseguida a partir de los Centros de Alto Rendimiento. Algunas afirmaciones llamativas:
  1. Propongo la creación de un circuito público, exclusivo pero no excluyente, de centros de enseñanza secundaria de excelencia.
  2. Los centros de excelencia se caracterizan por formar personas libres, nobles y esforzadas, valgan las redundancias. Educan y, para eso, enseñan.
  3. El problema de España no son tanto las masas, embrutecidas en las últimas décadas por una lista interminable de derechos a la que no da sentido obligación alguna, como las élites. Desde hace siglos estas últimas han sido ortodoxas, conformistas, alicortas, satisfechas de sí mismas y reaccionarias.
  4. En España han faltado los visionarios que, plantando con firmeza sus pies en el futuro, tuviesen la energía suficiente para estirar de la sociedad. 
  5. ¿Puede el sistema educativo enmendar el truncamiento moral de la pirámide social española?
  6. El énfasis puesto por los CAR y por centros como La Masía en la formación integral de la persona y en la educación en los valores del esfuerzo, la ambición y la humildad, ha propiciado que los deportistas de élite se hayan convertido en modelo y ejemplo para la sociedad española, especialmente para la juventud.
  7. La formación específica de las élites deportivas no ha resultado en un debilitamiento de la práctica del deporte en las categorías inferiores, sino todo lo contrario. 
  8. La construcción del vértice de la pirámide ha sido esencial para que en España se haga más deporte, no menos, y se haga mejor. En todos los niveles. Este es el modelo que debería adoptar nuestro sistema educativo.
  9. La enseñanza en España ofrece un panorama desolador que recuerda al mundo del deporte anterior a 1992. 
  10. Este desastre parece no preocupar a nadie en España, y menos que a nadie a las familias con hijos en edad escolar. Consideran que las escuelas de sus hijos son lo suficientemente buenas, siempre y cuando los hijos del vecino no vayan a una escuela mejor. 
  11. La creación de un pequeño número de centros educativos de excelencia públicos en la enseñanza secundaria podría ser un factor decisivo para romper este círculo vicioso.
  12. Sin élites nobles, heterodoxas e insatisfechas, España seguirá yendo en el vagón de cola del progreso.
  13. Si, a pesar de la envidia, consiguieran establecerse centros de excelencia -reto formidable este- la misma envidia se encargaría de presionar para que mejorase la calidad del conjunto del sistema.
  14. Los alumnos de los centros de excelencia deberían aprender, básicamente, a hacerse preguntas y a dudar de las respuestas que obtengan.
  15. La gestión de los centros debería ser profesional, al contrario de lo que ocurre ahora con las escuelas públicas, en donde es rotativa entre los profesores del centro, como si fueran comunidades de vecinos.
  16. Los directivos serían responsables de los resultados obtenidos y deberían tener una remuneración adecuada.
  17. Sería muy conveniente contar con el apadrinamiento y el control de algún programa internacional de enseñanza secundaria de prestigio como, por ejemplo, la Organización del Bachillerato Internacional (OBI). Esto garantizaría no solo la inspiración y el control de calidad externo, necesarios ambos, sino también la formación continua del profesorado.
  18. Un sistema de 20 centros con 250 alumnos cada uno repartidos en cinco cursos tendría permanentemente a 5.000 estudiantes en las aulas. El coste anual adicional del sistema sería de 45 millones de euros anuales. Esto equivale al coste de construir cuatro kilómetros de línea de ferrocarril de alta velocidad o a la mitad de lo que cuesta fichar a un Cristiano Ronaldo.
Aunque para muchos estas ideas parezcan un indicio inequívoco del deterioro acelerado de la masa de catedráticos de bachillerato -por razones no atribuibles tan sólo a su avanzada edad-, donde el autor se muestra menos afortunado es en sus reflexiones -tan heterogéneas como gratuitas- sobre la nobleza, la libertad, etc. Dice con claridad lo que piensa y evita caer en la jerga pedagógica, pero difícilmente ha podido disimular el olor a rancio en el producto.


2. Rafael Feito, "La educación de las élites"
Sostiene que España sólo podrá llegar a ser competitiva en el mundo global si eleva el nivel educativo de toda la población, no sólo el de unos cuantos, y aporta datos de algún estudio para concluir que separar a los alumnos mejores del resto no incrementa la eficacia de la enseñanza. Algunas ideas destacables:
  1. Para el profesorado academicista nada hay más deseable que agrupar a los alumnos en función de su rendimiento.
  2. Como era de esperar, la propuesta de Esperanza Aguirre de crear centros de Bachillerato de excelencia cuenta con el apoyo de importantes sectores del profesorado de este nivel educativo
  3. El artículo recientemente publicado en estas páginas por César Molinas, catedrático de Educación Secundaria. Su texto no va más allá del mero enunciado de prejuicios segregadores contrarios por completo a la evidencia empírica de que disponemos. 
  4. La investigación más señera sobre el tema de la agrupación del alumnado en función de su nivel educativo es la de Jeannie Oakes titulada Keeping Track y en ella se advierte taxativamente contra sus múltiples inconvenientes. 
  5. Lo que en realidad sucede es que una vez que determinados estudiantes son situados en los grupos lentos son contemplados por sus compañeros y por el profesorado como torpes, lo que provoca el desarrollo de autopercepciones negativas. 
  6. Oakes señala que el agrupamiento no iguala, no incrementa la eficacia de las escuelas. Muy al contrario, retrasa el aprendizaje de los menos avezados, promueve una baja autoestima y separa a los estudiantes a lo largo de líneas socioeconómicas.
  7. Los alumnos situados en los itinerarios de bajo nivel reciben una educación de considerable peor calidad que la de los que están los grupos de mayor rendimiento. Es la profecía que se cumple a sí misma. 
  8. Para Molinas es poco menos que imposible que los alumnos más aplicados den de sí todo lo que pueden si se juntan con los indolentes. 
  9. Finlandia, por ejemplo, desmontó el rígido sistema de itinerarios y eliminó los exámenes estatales utilizados para este propósito. En su lugar se preocupó por contar con profesores muy preparados y un currículo y una evaluación basados en la resolución de problemas, en la creatividad, en el aprendizaje independiente y en el trabajo colaborativo en el aula.
  10. el actual Gobierno, en la Ley de Economía Sostenible, incurre en el mismo error con los itinerarios propuestos en cuarto de la ESO.
  11. De acuerdo con lo que se ve en los informes PISA, tenemos sin duda el problema de que es muy reducido el porcentaje de alumnos españoles que está en los niveles de rendimiento más alto y ello pese a que los hijos de la gente más acomodada acude a centros privados donde ya eluden a las clases bajas (a la masa embrutecida y embrutecedora).
  12. Sin embargo, nuestros alumnos procedentes de entornos socioeducativos bajos obtienen mejores resultados que la media de los que están en igual situación desfavorecida en los demás países.
  13. tenemos unos pijos tontos y unas clases populares listas
  14. siempre y cuando queramos una economía competitiva, la solución consiste en elevar el nivel educativo de toda la población y no solo el de unos pocos.
  15. Los candidatos a directores han de haber obtenido una acreditación y son seleccionados por una comisión en la que hay representantes del centro al que se presenta el candidato y de la administración educativa correspondiente. 
  16. Se podría crear un cuerpo de directores profesionales, pero no ha sido esta la opción de la democracia española, 
  17. Si de crear élites se trata, y parece mentira que se cite a Ortega, el lugar idóneo para formarlas sería la universidad y no la secundaria superior, nivel que debería alcanzar -bien sea en su rama académica o en la profesional- más del 85% de nuestros jóvenes si es que queremos que la nuestra sea una sociedad del conocimiento. 

Al margen de la candidez y simpleza con que aborda el tema de la elección de directores, formación del profesorado, dificultades para manejar a grupos muy heterogéneos, etc. muchas de estas ideas sugieren poca cercanía del autor con el contexto de problemas. Con cierta perspectiva, no parece muy acertado al sugerir que se posponga para la etapa universitaria la aplicación de criterios de excelencia (con lo que ha llovido desde la fiebre por los criterios de Bolonia, más el desfase entre objetivos y disponibilidad presupuestaria en las universidades y con las condiciones en que están llegando a los primeros cursos de la mayoría de las carreras universitarias los estudiantes).

Sobre todo, la falta de conexión con lo que realmente ocurre en los centros presuntamente educativos de secundaria y las dificultades para crear en ellos un ambiente compatible con la realización de tareas que propiamente puedan considerarse educativas al menos para el 70-80% del alumnado.
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A modo de contraste, en el vídeo que sigue podemos encontrar algunas propuestas para lidiar con grupos de estudiantes donde parece imposible conseguir una atmósfera de empatía, concentración y motivación en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

→ Vídeo [1h 56']: Juan Vaello Orts, Cómo dar clase a los que no quieren (Master del profesorado en educación secundaria. Universidad Miguel Hernández de Elche):

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