16 mar 2013

Las tecnologías en el aula modifican la función del personal docente

Factores que determinan la incorporación de tecnologías en los centros educativos

Jan Gahala escribió en octubre de 2001 un excelente artículo que, pese a los progresos y transformaciones que los espacios educativos han sufrido en la última década,  resulta sorprendentemente actual:
Jan Gahala (M.A., technical specialist in NCREL's Communications department): Critical Issue: Promoting Technology Use in Schools, Oct. 2001 (disponible en: http://www.ncrel.org/sdrs/areas/issues/methods/technlgy/te200.htm)
Algunas ideas interesantes:
  1. Se han producido progresos notables en la incorporación de tecnologías de utilidad docente en todos los niveles del sistema educativo (Goldman, Cole y Syer, 1999).
  2. La mayoría de las escuelas cuentan con laboratorios de informática y equipos informáticos en cada aula.
  3. Más del 90% de todas las escuelas están conectadas a Internet, y más del 33% de los maestros tienen acceso a Internet en sus aulas.
  4. Pero el personal docente admite que no hace un uso adecuado de la tecnología, ni tanto como podrían, si las condiciones que limitan el uso fuesen otras.
  5. A finales de los noventa, no llegaban al 50% los estudiantes que utilizaban ordenador al menos una hora a la semana; y en torno al 40% de los profesores no los usaban o no tenían acceso a este equipamiento en las aulas (Trotter, 1999).
En relación con los factores que determinaban el uso, Gahala menciona los más comunes:
  1. Una ubicación de los equipos informáticos que permita un acceso equitativo.
  2. La existencia de un soporte técnico eficaz e inmediato.
  3. Los nuevos roles que han de asumir los profesores que deciden hacer un uso habitual del equipamiento.
  4. La necesidad de concebir el tiempo para la formación y el desarrollo profesional como un elemento continuo.
  5. Disponer de oportunidades de entrenamiento apropiados para el personal docente, adaptadas a diferentes niveles de habilidad.
  6. Establecer un marco de trabajo que incentive su uso con fines docentes.
  7. La disponibilidad de software educativo que permita explotar al máximo las posibilidades de la inversión realizada en hardware y conectividad.
  8. Dotarse de un sistema de financiación programado y continuo para la mejora y extensión gradual del equipamiento tecnológico.

Dificultades persistentes:
  1. Ubicación inadecuada del equipamiento informático, o en lugares en los que no resulta ni fácil ni cómodo el uso habitual, sin incidentes o asistencia técnica. 
  2. Desajuste entre hardware y software cuando se intenta usar en el aula.
  3. Carencia de personal de apoyo técnico que pueda estar disponible para resolver las incidencias más comunes sobre la marcha.
  4. Inexistencia (o insuficiencia) de un programa de capacitación profesional continua para maestros y profesores, contemplado y remunerado como parte de su dedicación profesional. 
  5. Falta de incentivos para promover el interés y la motivación para adquirir o mejorar habilidades tecnológicas, incluyendo la asistencia a cursos y talleres que permitan adquirir la formación práctica necesaria, y dominar las estrategias orientadas a implementar ciertas tecnologías en sus espacios de trabajo habituales. 
  6. Financiación sostenida del equipamiento tecnológico, incluyendo su mantenimiento y actualización, para que se ajuste a la evolución de las demandas de utilidad y desarrollo profesional. 
A estos obstáculos yo añadiría la carencia de unidades acreditadas de evaluación de tecnologías docentes, que se traduce en un importante derroche de recursos por adquisición de equipamiento y software inadecuado, a menudo obsoleto, disfuncional (en relación con los objetivos docentes y con la infraestructura de equipos y conexiones existente) o que requiere curvas de aprendizaje desproporcionadas.

La disponibilidad de unidades técnicas capaces de proporcionar referencias claras sobre estándares de equipamiento de aulas adaptados a diferentes niveles e itinerarios formativos evitaría el derroche inaceptable que supone, p.ej., la adquisición de software con licencias prohibitivas y la optimización del equipamiento existente mediante una planificación elemental de sus posibilidades de mejora y actualización, previa a la compra.

La economía de escala que permitirían los procesos coordinados de implementación, actualización y formación para su uso práctico ahorraría gran parte de los costes que supone el envío indiscriminado de material a centros que carecen de la infraestructura previa necesaria (incluyendo procesos de formación) para sacarle un mínimo provecho en los espacios de uso docente.
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